Ayer reedite uno de mis artículos antiguos, para subirlo con las nuevas tecnologías al Facebook y al Twitter, ya que aprovechando estas nuevas técnicas, conseguimos que más aficionados se puedan aprovechar de unas enseñanzas que les pueden ser útiles en su diario quehacer con los caballos.
Pues a consecuencia de este articulo reeditado, y ante la subida del enlace al Facebook por uno de mis lectores, se ha abierto una serie de comentarios referente al fumar montado a caballo.
El fumar ó no fumar montado a caballo, es para unos una tradición, para otros una necesidad y para otros muchos una posible falta de atención a lo que llevamos entre las manos, que son las riendas de nuestro caballo. Y que fue la base del articulo, con la lesión producida a mi amigo el anestesista.
Pero en algún comentario, decían lo de buscar un cenicero ó el ensuciar el campo con las colillas.
Este es el motivo de mi nuevo articulo. Quiero recordar mis recorridos por la Sierra de Huelva, lo que actualmente se llama "Parque Natural de Sierra de Aracena y Picos de Aroche", junto a mi padre y hermanos montados a caballo.
Mi padre, hombre de campo y gran caballista, era siempre nuestra fuente de enseñanzas, no había paseo ó ruta en los caminos hacia la finca ó entre ellas, en la que tardábamos bastantes horas en recorrer dichos camino, siempre al paso de nuestras monturas, y en la que no aprendiéramos algo de su gran sabiduría y humanidad.
El, por aquellos tiempos, fumaba y no poco, pero también es verdad, que cuando llegábamos a una cuadrilla de trabajadores, las petacas de tabaco corrían de mano en mano y volvían casi vacías.
Fumaba, pero al terminar su cigarrillo, y aquí viene el motivo de mi articulo, tenia la costumbre de no dejar huella alguna del paso de un fumador, cosa que no solo es motivo de suciedad sino un grave peligro de incendio. (esto será motivo de otro articulo, para la seguridad del jinete y del campo ante un incendio).
La técnica que el tenia para hacer desaparecer la colilla y así proteger el medio ambiente (ya nuestros mayores tenían la sana costumbre de cuidar al máximo el medio ambiente) era y es muy simple y práctica.
Se ponía en la palma de la mano una saliva y en ella apagaba concienzudamente los rescoldos del resto del cigarrillo y una vez completamente apagada la colilla, la deshacía entre sus dedos índice y pulgar de su mano, cayendo al suelo solo unas briznas de tabaco y casi nada de papel, ya que entre la humedad de la saliva y el movimiento rotativo de los dedos, no quedaba nada de esta colilla.
El medio ambiente quedaba como si no hubiera pasado un fumador y este acto siempre se lo veíamos hacer a mi padre, después de cada cigarrillo fumado.
El fumar no es bueno, pero para el que fume montado a caballo, tiene aquí una costumbre antiquísima de los hombres del campo para conservar el medio ambiente y prevenir los incendios forestales.
Saludos de Gabriel.
El fumar ó no fumar montado a caballo, es para unos una tradición, para otros una necesidad y para otros muchos una posible falta de atención a lo que llevamos entre las manos, que son las riendas de nuestro caballo. Y que fue la base del articulo, con la lesión producida a mi amigo el anestesista.
Pero en algún comentario, decían lo de buscar un cenicero ó el ensuciar el campo con las colillas.
Este es el motivo de mi nuevo articulo. Quiero recordar mis recorridos por la Sierra de Huelva, lo que actualmente se llama "Parque Natural de Sierra de Aracena y Picos de Aroche", junto a mi padre y hermanos montados a caballo.
Mi padre, hombre de campo y gran caballista, era siempre nuestra fuente de enseñanzas, no había paseo ó ruta en los caminos hacia la finca ó entre ellas, en la que tardábamos bastantes horas en recorrer dichos camino, siempre al paso de nuestras monturas, y en la que no aprendiéramos algo de su gran sabiduría y humanidad.
El, por aquellos tiempos, fumaba y no poco, pero también es verdad, que cuando llegábamos a una cuadrilla de trabajadores, las petacas de tabaco corrían de mano en mano y volvían casi vacías.
Fumaba, pero al terminar su cigarrillo, y aquí viene el motivo de mi articulo, tenia la costumbre de no dejar huella alguna del paso de un fumador, cosa que no solo es motivo de suciedad sino un grave peligro de incendio. (esto será motivo de otro articulo, para la seguridad del jinete y del campo ante un incendio).
La técnica que el tenia para hacer desaparecer la colilla y así proteger el medio ambiente (ya nuestros mayores tenían la sana costumbre de cuidar al máximo el medio ambiente) era y es muy simple y práctica.
Se ponía en la palma de la mano una saliva y en ella apagaba concienzudamente los rescoldos del resto del cigarrillo y una vez completamente apagada la colilla, la deshacía entre sus dedos índice y pulgar de su mano, cayendo al suelo solo unas briznas de tabaco y casi nada de papel, ya que entre la humedad de la saliva y el movimiento rotativo de los dedos, no quedaba nada de esta colilla.
El medio ambiente quedaba como si no hubiera pasado un fumador y este acto siempre se lo veíamos hacer a mi padre, después de cada cigarrillo fumado.
El fumar no es bueno, pero para el que fume montado a caballo, tiene aquí una costumbre antiquísima de los hombres del campo para conservar el medio ambiente y prevenir los incendios forestales.
Saludos de Gabriel.
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