Este articulo de la Dra. Ana Muñoz, sobre el Mecanismo Fisiopatológico del Ejercicio en el Caballo, nos adentra en los mecanismos del organismo de los caballos ante unos ejercicios extremos, como son los a los que exponemos a nuestras monturas en una prueba de Resistencia Ecuestre y que nos demuestra que los entrenamientos son esenciales para que no tengamos accidentes metabolicos en nuestras monturas.
Este es el articulo de la Dra Muñoz:
"MECANISMOS FISIOPATOLÓGICOS DEL EJERCICIO EN EL CABALLO
Dra. Ana Muñoz Juzado. Departamento de Medicina y Cirugía Animal. Centro de Medicina Deportiva Equina. Universidad de Córdoba, España
Definición de fisiopatología del ejercicio
La fisiopatología del ejercicio hace referencia al estudio de las enfermedades derivadas de la realización de una actividad física en animales sin una historia de enfermedad previa. En muchas ocasiones, aunque no siempre, estas enfermedades derivan de una fatiga excesiva, que supera el límite fisiológico.
Mecanismos fisiopatológicos del ejercicio físico
La fisiopatología del ejercicio se puede resumir en cuatro puntos fundamentales:
1) Desequilibrios energéticos o metabólicos;
2) Desequilibrios termorreguladores;
3) Desequilibrios hidroelectrolítico y
4) Desequilibrios ácido-básicos.
Aunque las enfermedades producidas por ejercicio pueden aparecer durante o tras cualquier tipo de actividad física, son más comunes en actividades de resistencia, como raid o concurso completo de equitación.
Alteraciones metabólicas o energéticas. Las principales fuentes energéticas durante un ejercicio de intensidad moderada y de duración media a prolongada son los glúcidos y las grasas. Los glúcidos provienen del glucógeno muscular, con una menor contribución de la glucosa sanguínea, derivada del desdoblamiento del glucógeno hepático. Las grasas provienen del tejido adiposo y de las grasas acumuladas en el interior de las miofibras. El metabolismo graso necesita un consumo de oxígeno elevado, de modo que se encuentra limitado cuando la intensidad de ejercicio es alta. En estos casos, el músculo se hace dependiente de los glúcidos y el agotamiento de estos substratos limita la capacidad de resíntesis energética. Esto afecta negativamente al transporte activo de iones, produciendo alteraciones en el potencial de acción de las membranas celulares, y por tanto, en la funcionalidad muscular. Por otro lado, la hipoglucemia sanguínea tras el consumo del glucógeno hepático también produce alteraciones en las miofibras, junto como fatiga de origen central, al reducirse substancialmente el aporte de glucosa hacia el cerebro.
En condiciones de estrés metabólico, cuando existe depleción de las reservas intrafibrilares de ATP, se produce la activación del ciclo de las purinas, a partir del cual se produce IMP. El IMP supone una pérdida neta de adenina, ya que sus metabolitos son eliminados hacia el torrente sanguíneo, con acumulación de ácido úrico. La activación del ciclo de las purinas podría ser el condicionante de una resíntesis limitada de ATP en las miofibras, comprometiéndose la homeostasis muscular.
Desequilibrios termorreguladores e hidroelectrolíticos. El ejercicio consiste en una transformación de energía química en mecánica. Este proceso es muy ineficaz, y aproximadamente un 70-80% de la energía se libera en forma de calor. Para eliminar este calor, el caballo dispone de varios mecanismos de termorregulación, que pueden dividirse en dos grandes grupos: no evaporativos (radiación, conducción y convección) y evaporativos. Los mecanismos evaporativos son la evaporación del sudor y de agua a través de las mucosas respiratorias y cuantitativamente son los procesos de termólisis más importantes. El caballo puede sudar hasta 10-15 l/hora y además, este sudor tiene concentraciones medias de Na y Ca y concentraciones elevadas de K, Cl y Mg. Por ello, la termorregulación implica importantes pérdidas hidroelectrolíticas en el caballo en ejercicio.
El descenso de la volemia desencadena una competencia de los diversos tejidos orgánicos por el aporte de sangre. La limitación en la llegada de sangre hacia la piel en situaciones de hipovolemia reduce la tasa de sudoración y predispone al desarrollo de hipertermias excesivas o golpe de calor. La hipertermia favorece la alcalosis respiratoria, incrementa el gasto energético, con la intervención de las vías metabólicas anaerobias y producción de ácido láctico. Además, temperaturas intramusculares superiores a 43ºC se han asociado a lesiones musculares microscópicas. Asimismo, la reducción del aporte de sangre hacia el músculo hace que la miofibra reciba menos oxígeno y substratos energéticos y dificulta la eliminación de los productos metabólicos de desecho. Estas circunstancias son el origen de la rotura de las fibras musculares o rabdomiólisis. De igual modo, la llegada de un menor aporte de sangre hacia otros órganos produce importantes alteraciones funcionales, como fallo renal y hepático, laminitis y alteraciones gastrointestinales, tales como diarrea o íleo paralítico.
Cuando existe una hipovolemia, el organismo compensa la caída del rendimiento cardiaco mediante un incremento de la frecuencia cardiaca. Por este motivo, un aumento de frecuencia cardiaca o una falta de recuperación de la misma son parámetros importantes a monitorizar en un caballo en competición.
Como se ha comentado anteriormente, el sudor equino se caracteriza por presentar concentraciones elevadas de electrolitos. La pérdida de estos compuestos con la sudoración producirá importantes alteraciones funcionales. Así, la hiponatremia junto a la deshidratación induce un aumento de la viscosidad sanguínea, da lugar a una perfusión tisular inadecuada y a un transporte ineficaz de substratos y metabolitos. La hipocalemia también es común durante este tipo de esfuerzo, debido a las pérdidas de K por el sudor, introducción hacia las células por la alcalosis metabólica y excreción urinaria por la liberación de la hormona aldosterona. Las principales consecuencias de la hipocalemia son fatiga, parálisis flácida del músculo esquelético, hipomotilidad intestinal, hiperirritabilidad de los nervios largos y vasoconstricción en el músculo. Estas alteraciones están implicadas en el desarrollo de extenuación, flutter o aleteo diafragmático sincrónico, arritmias cardiacas y cólico. La hipocloremia es común tras ejercicios prolongados, debido a la pérdida de Cl en el sudor. En situaciones de hipocloremia, se produce una reabsorción renal de bicarbonato para mantener la electronegatividad y por tanto, aparece alcalosis metabólica. La alcalosis metabólica reduce la fracción iónica del Ca, afectándose los canales de Na, con una reducción del umbral de despolarización de los nervios. Esta irritabilidad neuromuscular favorece el flutter diafragmático sincrónico, las tetanias musculares y la rabdomiólisis. Por otro lado, el Mg es esencial para la liberación del neurotransmisor acetilcolina en las terminaciones nerviosas. La hipomagnesemia por pérdida de Mg en el sudor se ha asociado a espasmos musculares, rabdomiólisis y flutter diafragmático sincrónico.
Desequilibrios ácido-básicos. La principal alteración ácido-básica durante los ejercicios submáximos es la alcalosis metabólica hipoclorémica. Esta, se ve incrementada por una alcalosis respiratoria, derivada de la taquipnea, producida para eliminar el calor metabólico mediante evaporación a través de las mucosas respiratorias. No obstante, cuando la intensidad de mayor, se activan las vías metabólicas anaerobias, con producción de ácido láctico y por tanto, aparece acidosis metabólica. Se ha visto que la acidosis metabólica limita la actividad de las enzimas reguladas del flujo energético celular y altera la funcionalidad de las mitocondrias y del retículo sarcoplásmico en las fibras musculares.
Principales entidades clínicas asociadas al ejercicio en el caballo
Las enfermedades más importantes derivadas del ejercicio físico son:
1) Golpe de calor;
2) Flutter o aleteo diafragmático sincrónico;
3) Síndrome de extenuación y
4) Rabdomiólisis o rotura de las fibras del músculo esquelético.
Golpe de calor. El aumento excesivo de temperatura tiene cuatro efectos negativos importantes: 1) Induce una respuesta inflamatoria de fase aguda y activa la cascada de la coagulación sanguínea; 2) Desencadena una respuesta termorreguladora, con vasodilatación cutánea y vasoconstricción esplácnica, de modo que se altera la permeabilidad intestinal y las endotoxinas bacterias del intestino pasan a sangre (endotoxemia); 3) Produce una respuesta de shock por estrés térmico y 4) Incrementa las demandas metabólicas. Las consecuencias de estos procesos son: fallo termorregulador, shock circulatorio y finalmente, fallo multiorgánico.
Flutter diafragmático sincrónico. Hace referencia a una contracción del diafragma no asociada a los movimientos respiratorios, sino a la despolarización auricular. Se trata de una manifestación clínica de una hiperirritabilidad del nervio frénico, debido a la acción conjunta de la alcalosis, hipocalcemia iónica, hypomagnesemia e hipocalemia. Se manifiesta como un contragolpe del ijar, generalmente bilateral (70% de los casos) o unilateral izquierdo.
Síndrome de extenuación. Este síndrome recoge todas las enfermedades derivadas del ejercicio físico, así como sus consecuencias, tales como fallo renal agudo, fallo hepático, arritmias cardiacas, fasciculaciones musculares, laminitis, taquicardia persistente, rabdomiólisis, deshidratación, golpe de calor y aleteo diafragmático sincrónico. Se asocia a una hipertermia importante, supeditada a la dureza de la prueba (características del recorrido, velocidad…), grado de entrenamiento y estado de forma física del caballo, condiciones ambientales (temperatura y humedad ambiental) y aclimatación a las condiciones ambientales. Esta hipertermia, derivada de la producción de calor por la actividad muscular, promueve la sudoración, con la consiguiente deshidratación, pérdidas hidroelectrolíticas, desequilibrios ácido-básicos y agotamiento energético.
Consecuencias de las enfermedades derivadas del ejercicio
Arritmias cardiacas. Se asocian a alteraciones electrolíticas. Las arritmias cardiacas, así como el retraso en la recuperación de la frecuencia cardiaca, son manifestaciones precoces de extenuación y deben alertar al veterinario y al jinete sobre la necesidad de evaluar al animal más detenidamente y reducir la intensidad del esfuerzo que está llevando a cabo.
Fallo renal. Se debe a la hipoxia e hipovolemia, con un descenso del aporte de sangre hacia el riñón. Además, cuando existe rotura de fibras musculares, se libera la mioglobina, pigmento que es muy nefrotóxico.
Laminitis. La laminitis se ha asocia a: 1) Daño hipóxico y lesión por reperfusión; 2) Endotoxemia tras el aumento de la permeabilidad vascular intestinal; 3) Microtrombosis vascular y 4) Activación de las metaloproteasas del casco.
Alteraciones gastrointestinales. La reducción del aporte sanguíneo hacia el intestino genera íleo paralítico, con impactación de ciego o de colon como consecuencia. Además, como ya hemos citado, la alteración en la permeabilidad intestinal es el motivo de la absorción de endotoxinas y endotoxemia.
En definitiva, aunque existen numerosas enfermedades que pueden aparecer a consecuencia del ejercicio, y muchas de ellas son graves, comprometen severamente la salud del animal y requieren una intervención médica rápida, el riesgo de aparición puede ser minimizado mediante un programa de entrenamiento correcto y una selección adecuada de la intensidad de esfuerzo de acuerdo al nivel de forma física del animal y a las características de la competición, considerando siempre las condiciones medioambientales."
Saludos de Gabriel.
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