Un nuevo amigo en Facebook, Anselmo Garcia, me sorprende con un relato sobre los famosos asturcones y los lobos. Una bonita historia que me recuerda a mi historia de "Como Curar una Herida Catastrófica en el Campo.", cuando unos lobos se comieron casi todo un jamón de una burra.
Este es el relato de Anselmo.
Los lobos
Rara vez se les ve. Se sabe que están porque sí se ven sus rastros, excrementos y “daños”, es decir, animales domésticos y salvajes que matan o hieren.
Por aquí convivimos con los lobos desde siempre. Por ello sus daños no nos sorprenden ni impresionan como en zonas en las que habían desaparecido y recolonizan ahora que están en expansión.
Nadie desea su exterminio. Ocurre que no están sometidos a control y puede que su número resulte excesivamente gravoso para los ganaderos. No siempre se encuentran restos de sus daños ni se reconocen, valoran y pagan como se debería.
Nunca tuve una baja por lobos. Sí dos casos de mordeduras leves que no tuvieron consecuencias salvo pequeñas cicatrices.
Los ataques se producen por la noche. Por eso son muy difíciles de observar. Solamente en las lunas llenas de invierno, si el cielo está despejado y el suelo helado o nevado, es posible avistarlos alguna vez siendo muy insistente. Hay que ponerse lejos del corru porque la cercanía podría delatarnos por el olor y aguantar temperaturas que pueden bajar a -20º C.
No deseo polemizar con nadie. Yo cuento lo que sabemos por aquí y lo que veo. Los documentales sobre depredación en la sabana o en el mar nada ayudan a entender lo que aquí ocurre entre lobos y presas. Quien piense que correr en grupo despista o confunde a los lobos anda muy errado. Muy al contrario, eso les informa sobre la debilidad, falta de cohesión y cobardía de los fugitivos. Además de delatar a los débiles, cojos o enfermos. Presas fáciles.
Cuando una manada de lobos se acerca al corru y es detectada se produce gran alarma que los primeros que los avistan manifiestan con relinchos sordos y resoplidos. Con rapidez, todos se mueven para ver con claridad al enemigo y siguen los avisos y resoplidos. Puede que los lobos simplemente sigan su marcha porque no era ese su objetivo o puede que se paren a cierta distancia y evalúen las posibilidades de ataque. Si este es el caso ahí tenemos a dos mitos, lobos y caballos, frente a frente.
¿Qué hace el corru de Asturcones? Plantar cara al peligro. Las madres permanecen quietas con sus crías al costado o delante y debajo de su cuellos. El greñu se mueve con rapidez asegurando que todos estén juntos. Puede que esto disuada a los lobos y marchen. Si no es así alguna de las yeguas adultas que no tenga cría o el propio greñu lanzarán un ataque que será inmediatamente secundado por alguno de los jóvenes. El ataque consiste en hacer una arrancada corta y a todo galope hacia el lobo o lobos más cercanos y atrevidos sin que las madres queden nunca solas ni desprotegidas. Puede que los lobos desistan o puede que se alejen un trecho e intenten dar un rodeo y atacar por otro flanco. El corru se moverá lo justo para no perderles de vista procurando siempre permanecer en terreno lo más limpio posible. Lanzarán ataques hasta que los lobos desistan. Las arrancadas del semental pueden ser espectaculares. Su intención es clara: alcanzar a un lobo y plantarle las manos en el lomo. No hace falta que diga para qué.
¿Pueden los lobos tener éxito contra un corru bien organizado? Si, en determinadas circunstancias. Son supervivientes natos, tienen recursos.
¿Qué circunstancias?
a) Cierta dispersión del corru en zonas de suelo irregular o de monte bajo de árgoma, brezo o helecho puede facilitar a los lobos el acercamiento, con aire de cara y sin ser detectados, a una cría.
b) La niebla espesa y el aire de cara (de cara a los lobos, claro) también puede actuar en contra de los caballos.
De hecho, como ya dije, dos crías, Eco y Lobero, sufrieron leves mordeduras. No hay duda de que, en cuanto llamaron, la respuesta del corru fue contundente y no sufrieron daño. Esta circunstancia en nada les acobardó ante los lobos. Los atacan con furia como los demás."
Rara vez se les ve. Se sabe que están porque sí se ven sus rastros, excrementos y “daños”, es decir, animales domésticos y salvajes que matan o hieren.
Por aquí convivimos con los lobos desde siempre. Por ello sus daños no nos sorprenden ni impresionan como en zonas en las que habían desaparecido y recolonizan ahora que están en expansión.
Nadie desea su exterminio. Ocurre que no están sometidos a control y puede que su número resulte excesivamente gravoso para los ganaderos. No siempre se encuentran restos de sus daños ni se reconocen, valoran y pagan como se debería.
Nunca tuve una baja por lobos. Sí dos casos de mordeduras leves que no tuvieron consecuencias salvo pequeñas cicatrices.
Los ataques se producen por la noche. Por eso son muy difíciles de observar. Solamente en las lunas llenas de invierno, si el cielo está despejado y el suelo helado o nevado, es posible avistarlos alguna vez siendo muy insistente. Hay que ponerse lejos del corru porque la cercanía podría delatarnos por el olor y aguantar temperaturas que pueden bajar a -20º C.
No deseo polemizar con nadie. Yo cuento lo que sabemos por aquí y lo que veo. Los documentales sobre depredación en la sabana o en el mar nada ayudan a entender lo que aquí ocurre entre lobos y presas. Quien piense que correr en grupo despista o confunde a los lobos anda muy errado. Muy al contrario, eso les informa sobre la debilidad, falta de cohesión y cobardía de los fugitivos. Además de delatar a los débiles, cojos o enfermos. Presas fáciles.
Cuando una manada de lobos se acerca al corru y es detectada se produce gran alarma que los primeros que los avistan manifiestan con relinchos sordos y resoplidos. Con rapidez, todos se mueven para ver con claridad al enemigo y siguen los avisos y resoplidos. Puede que los lobos simplemente sigan su marcha porque no era ese su objetivo o puede que se paren a cierta distancia y evalúen las posibilidades de ataque. Si este es el caso ahí tenemos a dos mitos, lobos y caballos, frente a frente.
¿Qué hace el corru de Asturcones? Plantar cara al peligro. Las madres permanecen quietas con sus crías al costado o delante y debajo de su cuellos. El greñu se mueve con rapidez asegurando que todos estén juntos. Puede que esto disuada a los lobos y marchen. Si no es así alguna de las yeguas adultas que no tenga cría o el propio greñu lanzarán un ataque que será inmediatamente secundado por alguno de los jóvenes. El ataque consiste en hacer una arrancada corta y a todo galope hacia el lobo o lobos más cercanos y atrevidos sin que las madres queden nunca solas ni desprotegidas. Puede que los lobos desistan o puede que se alejen un trecho e intenten dar un rodeo y atacar por otro flanco. El corru se moverá lo justo para no perderles de vista procurando siempre permanecer en terreno lo más limpio posible. Lanzarán ataques hasta que los lobos desistan. Las arrancadas del semental pueden ser espectaculares. Su intención es clara: alcanzar a un lobo y plantarle las manos en el lomo. No hace falta que diga para qué.
¿Pueden los lobos tener éxito contra un corru bien organizado? Si, en determinadas circunstancias. Son supervivientes natos, tienen recursos.
¿Qué circunstancias?
a) Cierta dispersión del corru en zonas de suelo irregular o de monte bajo de árgoma, brezo o helecho puede facilitar a los lobos el acercamiento, con aire de cara y sin ser detectados, a una cría.
b) La niebla espesa y el aire de cara (de cara a los lobos, claro) también puede actuar en contra de los caballos.
De hecho, como ya dije, dos crías, Eco y Lobero, sufrieron leves mordeduras. No hay duda de que, en cuanto llamaron, la respuesta del corru fue contundente y no sufrieron daño. Esta circunstancia en nada les acobardó ante los lobos. Los atacan con furia como los demás."
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