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sábado, 16 de agosto de 2014

La Trilla en la Era, Donde Desbravaba a los Caballos.

ERA ANTIGUA DE PIEDRAS.

LA TRILLA EN LA ERA (DONDE  DESBRAVABA A LOS CABALLOS).

En estos tiempos veraniegos, eran los apropiados para la trilla de la mies, mies que se había segado a mano, con esas típicas hoces que actualmente aun las seguimos usando para el corte del verde.

LA TRILLA, la utilizábamos en mis tiempos mozos, para la doma de los caballos, y diréis que tiene que ver la trilla con el desbrave, pues os explico lo que hacíamos cuando teníamos que domar un potro.
EXTENDIENDO LA MIES EN LA ERA.
Como en esos tiempos trillábamos a pata, es decir, con grupos de yeguas enlazadas al cuello con unos collerones, como veis las cobras en la actualidad, grupos de cuatro ó cinco yeguas a la mano, normalmente se usaban dos grupos de yeguas, nos poníamos en el centro de la parva,  -la parva es  el conjunto de haces distribuido por toda al era-, haces que lo habían traído una recua de mulos con sus ganchos encima de los aparejos, donde se le colocaban estos haces que se habían segado a mano, pues en el centro de la parva nos colocábamos y al paso, se empezaban a trillar la mies, y se empezaba al paso por la altura que tenían los haces, que aunque se le soltaban los hatijos con los que se unían, era grande la altura, les llegaba por encima de los corvejones a las yeguas. Una vez que la mies se iba deshaciendo, ya se empezaba a poner al trote al conjunto de yeguas. Trote que había que irlo distribuyendo por toda la circunferencia de la era, ya que si no se distribuía por toda la superficie, se trillaba mucho el paso circular desde el centro y el truco de trillarlo todo al unísono,  es ir dando, cada varias vueltas a la era, un paso hacia el frente, de manera que el circulo de las patas de las yeguas se distribuyan por toda la superficie de la era.
AVENTANDO LA PARVA EN LA ERA.
El trote de este grupo de yeguas, y el potro que se quería domar, se animaba con cantes típicos de la trilla, no me acuerdo de estos cantes, pero sé que me decía mi padre, ¡¡cántale a las yeguas para que trillen bien¡¡ y estén atentas al trabajo de esas vueltas cansinas hasta que la parva se encontraba  en condiciones óptimas de poderla aventar, cosa que no se podía hacer todos los días, ya que se dependía de las mareas, como se le llamaba a ese viento propicio, para que se llevara la paja y dejara el grano.  Todo se hacía a mano, con esos bielgos de madera para aventar lo trillado y luego con la pala de madera para limpiar el lomo de grano, toda la limpieza se hacía con el viento, hasta que llegaron unas aventadoras mecánicas, que en una torva se ponía lo trillado, y a mano, se movían unas aspas que con el viento que despedían y un mecanismo de zarandas, de distintos agujeros, limpiaban el grano, la paja y las granzas (restos de grano a medio desgranar, medias espigas, granillo malo, etc. y que se usaba como pienso para las gallinas).

Pues en este acto de trillar la mies, es cuando poníamos al caballo a domar al final del conjunto de yeguas, de manera que el último de la fila es el que da la vuelta más larga, y al final del día de trilla, ese caballo lo podíamos montar con más tranquilidad. Era la manera de hacer dos trabajos en uno, a la vez que cuatro patas más deshacían la mies, separando el grano de la paja y obteniendo la mejor paja que se puede usar para comer el ganado. No es lo mismo, la paja obtenida por una cosechadora, que la paja obtenida por la trilla a pata, y el otro trabajo, el cansar a ese potro para que la primera monta fuera más sencilla.
TRILLANDO CON UN MULO
Cuando ya estaba la trilla casi finalizada, usábamos el trillo, tanto para rematar la faena, como para dar descanso al conjunto de yeguas, ya que del trillo solo tiraba un solo animal, animal que había estado descansando cuando los demás hacían el trabajo más duro de la trilla.

Esta es la manera que teníamos en aquellos tiempos de empezar con los potros, ya que no teníamos el tiempo que se puede tener en la actualidad, ya que en el campo no se paraba y el montar solo era la manera  de transporte hacia el pueblo. En aquellos tiempos, la competición y los entrenamientos eran  impensables, pero la afición a los caballos ya se empezaba desde muy joven.

Saludos de Gabriel.

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