Hacedora Barefoot Quinta Semana de Doma.
Esta ha sido una semana
de transición en la doma, ya que las dos heridas, producida por el semental
enamorado, no han terminado de cicatrizar, ya que las dichosas moscas no las
dejan en paz, y eso que hemos regado con zotal rebajada, tanto la zona como
todo el box. También hemos decidido tapar las heridas con unos apósitos, para
acelerar la cicatrización. Ya están más secas y esperemos que el próximo lunes
continuemos con la monta de la yegua.
Pero el no poderla
montar, no ha sido impedimento para que sigamos con la doma de cuadra y a la
cuerda, y ya nos cuesta trabajo que sude dando cuerda, se ve que está poniendo
forma y se le ve mucho más musculada.
El dar cuerda lo hacemos de manera itinerante, es decir, no nos quedamos parados en un punto y
que gire a nuestro alrededor, lo hacemos al paso, así entrenamos los dos a
la vez. ¿Os acordáis cuando se trillaba con dos cobras de yeguas en la mano?, No
nos quedábamos quietos en el centro de la parva, ya que si esto se hacía, solo
se trillaba el circulo por donde pasaban las patas de las yeguas, así que había
que ir dando pasos hacia un lado y hacia otro, para que la trilla fuera por
igual en toda la parva (a la parva le llamábamos a todo el conjunto de haces
deshechos distribuido en la era, estas eras siempre estaban en lo más alto
cerca del cortijo, para que luego de terminar de trillar, había que juntar todo
lo trillado con el palo y la yunta de mulas, para poder aventar a la mor del
viento dominante). En estos quehaceres de la trilla, se acompañaban con cantos a las yeguas, me decía mi padre que se animaban a la yeguas y se hacia más corto el largo tiempo que había que estar dando vueltas en la parva.
Pues en estos trabajos
de dar cuerda y la doma de cuadra, ha pasado la semana, a la espera de poder
seguir montando el lunes.
Las manos ya las da
perfectamente, mañana espero hacerle los primeros arreglos de los cascos de las
manos, ya que se le nota el mes que lleva estabulada, que aunque sale todos los
días al campo, no tiene el suficiente desgaste, como cuando estaba suelta en el
campo.
Los pies ya hemos
empezado a tocárselos, no se defiende demasiado, poco a poco iremos haciéndole la
idea que tiene que darlos y quedarse quieta.
La yegua ha cambiado de
manera espectacular, se ha vuelto mansa y confiada, se ve que le gusta lo que
le hacemos y busca la mano que la acaricia.
La próxima semana
seguiremos, eso espero, con la doma de montura y con el jinete a los lomos.
Saludos de Gabriel.
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