Hoy ha sido un día de asueto, ya que ayer nuestro amigo Jero nos vacuno a los caballos contra la fiebre del Nilo, ya que hay algunos focos de esta dichosa enfermedad por los alrededores de la zona de estabulación.
Día de descanso de trabajo, pero que lo hemos aprovechado para pasear a los dos caballos del diestro y así seguir con los entrenamiento de la nueva yegua.
El salir de reata con otro caballo, ya es un nuevo entrenamiento que hasta la fecha no habíamos practicado, y que les ayuda a compartir espacio y sitio en la reata.
Todo es doma, como dicen los entendidos, y el salir acompañado, disfrutar del campo, comer verde de la incipiente otoñada es una delicia, tanto para el caballo como para el que los lleva.
También le enseñamos los malos pasos por donde discurre el paseo, un pequeño desnivel, provocados por las aguas, no le apetece pasar a la primera, pues vuelta y por el mismo sitio, con tranquilidad pero paso tres veces, ya sin inmutarse.
Los elementos extraños del campos, como son los plásticos, latas de cervezas, cubos viejos y todo tipo desechos que los desaprensivos dejan "olvidados", son elementos a los que hay que acostumbrar a Hacedora, ya que son sus primeros pasos por estos campos un tanto especiales.
Una bolsa de plástico blanco, la enlace con la bota, y la lleve un buen rato haciéndola sonar y que la yegua se acostumbrara a la presencia y al sonido de plástico.
Posteriormente una lata de cerveza, como si fuera pelota de goma, golpeándola y haciéndola sonar para la desensibilización a este ruido.
Más adelante, unos perros hacen alarde de sus ladridos, y como es natural, Hacedora se sobresalta de los sonidos, parada junto a los canes ladradores y acostumbrándola a las posibles circunstancias que se puede encontrar al salir por las urbanizaciones, cosa muy a tener en cuenta, ya que si pasamos cerca de una cancela y nos sale un perro ladrando, el susto del caballo y del jinete puede ser importante, si no se acostumbra a estos ruidos.
No todo son elementos extraños por los campos, también hemos visto un águila, campear y acechar a sus presas, bajando hasta el suelo para rematar a su presa.
El campo es para disfrutarlo en todas sus circunstancias, aunque hay veces que el ser humano se cuida mucho en no cuidarlo. Por una linde de chumberas con una urbanización, han hecho de ella un vertedero de bolsas de basuras, y eso que tienen contenedores, pero es más fácil hacer volar las bolsas por encima de las chumberas, como si el campo fuera un estercolero. A quien corresponda, debería cuidar estos grandes detalles de las bolsas de basura, ya que es muy fácil adjudicarle nombre y apellidos a cada bolsa y sancionar a los incivicos que maltratan al campo.
Con un buen rato comiendo hierba, aunque sobresaltados con la llegada de una burra y posteriormente de una mula trabada, terminamos el paseo matutino con las enseñanzas que pudimos aprovechar con esta salida al campo.
Saludos de Gabriel.
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