Desde Uruguay, los amigos del Endurance de ese gran País, donde la Resistencia Ecuestre es una pasión, me remiten este articulo sobre la historia del raid Uruguayo, lo que no se conoce no se ama, y la historia hay que conocerla para tenerla en cuenta y guardar un respeto a los que nos antecedieron en esta bonita afición hípica.
Esta es la historia escrita por Eduardo Lerena en Raidistas.com:
"Jinetes y Amazonas de nuestro raid
Hace
100 años, 13 de octubre de 1913, se disputo la primera marcha de
resistencia ecuestre Sarandí Grande – Florida - Sarandí Grande, motivo
más que suficiente para recordar a los únicos dos jinetes, de los trece
que participaron, que completaron el recorrido, llenos de impericia y
desconocimiento.
El ganador de la competencia fue Amadeo Rodríguez, y el segundo lugar lo ocupó Eduardo Grajales.
Transcurrieron dos años para que,
acalladas las duras críticas por el desmedido esfuerzo exigido a las
cabalgaduras, se disputara la segunda prueba, esta vez hacia la ciudad
de Durazno, resultando ganador Coralio Bentancour.
Es imposible nombrar a los miles de jinetes que han participado desde
1935 a la fecha, pero del mismo modo en que lo hicimos en “Grandes
caballos de la historia”, sentimos la obligación y el deber de nombrar a
quien, en polémico final, fuera el ganador del 1ª Raid Hípico de la era
moderna, el decano “Batalla de Sarandí”, Don Eladio González Céspedes,
que le gano por un cuerpo al eximio jinete Alcides Cassani, el recordado
“Sapo”, al cual tuvimos la inmensa dicha de ver correr el “33
Orientales”, siendo esa su última participación, y en la que defendió un
puesto lejano con uno de sus mejores alumnos, Enrique Arroqui “El
Chueco”.
Surgen muchos recuerdos, todos afloran
al galope largo y tendido, todos piden permiso para estar. Soy
consciente de que será muy difícil nombrarlos a todos, pero trataremos,
en lo posible, década a década, recordarlos.
“El Sapo” Cassani poseía la virtud
innata de hacer andar a los caballos distendidos, aprovechándolos al
máximo, sin pedirles todo, les hacía dar todo… En los de trote fue un
artista y en los “largos” se lució siempre, aunque nunca pudo ganar un
“Batalla de Sarandí”, las cosas raras del destino…
Don Arístides Scaron Pallares se dio el
gran gusto de participar en la “Copa de Oro” del decano, en 1984. En
aquel momento la curiosidad me invadió y un buen trayecto en el camino
vecinal de Piedras Coloradas me deleite mirándolo. Hoy, a casi 29 años,
sigo pensando y cada vez me convenzo más, que tanto “El Sapo” Cassani
como “El Chivo” Scaron fueron adelantados en su época, hoy están
vigentes en cada uno de los jinetes de raid, lo que ellos hacían es lo
que hoy hacen muchos jinetes que practican este deporte ecuestre, desde
la forma de sentarse para aliviar el lomo, administrar las energías para
completar el recorrido promediando la velocidad sin desperdiciar
tiempo. Hoy los adelantos tecnológicos son muchos, monturas de fibra de
carbono, jergas sintéticas, estribos de aluminio, bombas eléctricas para
mojar, apoyo constante desde las unidades acompañantes, pistas elegidas
para el mejor desempeño, en fin, totalmente diferente en estos
aspectos, pero encima de los caballos las mismas cosas.
En la década del ’40 apareció la
diminuta dama de la boina roja, Isabel Placeres, “¿Una mujer mezclándose
con hombres corriendo raid de caballos?”, se preguntaban todos, y
criticaban, en aquella época. Sin embargo en el 11º “Batalla de
Sarandí”, (1945) clasificó 2ª con “Firulete” detrás del Tte. Eduardo
Elduayen, quien había sido ganador en 1949 de la primera edición del “33
Orientales” del Club Deportivo Social “Sarandí”, de Sarandí Grande.
Isabel Placeres era hija de un
entrenador de caballos pura sangre en Las Piedras, así nació su pasión
por los caballos y su gran estilo para montarlos. A más de un pupilo del
stud paterno le hizo alguna “partida”, preparándolos para alguna
carrera.
Como dama, le otorgaban 5 kg de
ventaja. Hasta que en 1947 en un final electrizante, “sin luz” le ganó
al Tte. Velázquez Scardino. Tras este desenlace se terminaron las
ventajas.
En 1950 fue segunda, detrás del Tte.
Luis Guarino. En 1951 repitió el triunfo con “Ponciano” y logró también
el primer lugar en 1952, siendo este su último triunfo en Sarandí
Grande.
La mayoría de los participantes eran
militares provenientes de la Escuela de Equitación del Ejercito, con sus
característicos uniformes, sentados en las monturas con elegancia
admirable, siendo el primer oficial que ganó un “Batalla de Sarandí” el
Tte. Raúl Fernández Monteavaro, en 1940.
Continuaron participando en cada una de
las existentes, en las dos de Sarandí Grande y en Santa Clara de Olimar,
pagos del primer jinete campeón nacional, Washington “Nanico” Saravia,
que a pesar de la falta de su brazo derecho, ha sido uno de los
mejores de todas las épocas.
Justamente en un “Independencia
Nacional” (1967) donde ya había ganado dos veces consecutivas con
“Cuerito” (1965 y 1966), el Tte. Jesús Monge con “Yo-Yo”, le ganó el
lado de subir al entrar a la recta, y no lo dejó utilizar el látigo. Sin
dudarlo, dos grandes jinetes de la rica historia de la Federación
Ecuestre Uruguaya.
Como católico, agradezco a Dios, la
oportunidad de haber sido testigo del encuentro, luego de varios años,
de otros dos inmensos jinetes y rivales acérrimos en la carretera, y
amigos, bien amigos fuera de ellas: Ataulfo Caetano y Raúl Acosta. Fue
precisamente en vísperas de la Copa de Oro del “Independencia Nacional”,
en el Club Hispano Uruguayo de Santa Clara de Olimar, en agosto de
2001. Estábamos conversando junto a Raúl Acosta, recordando y
escuchándolo muy atentamente. De pronto me preguntó “¿No sabes si
Ataulfo anda por acá?”. Y es por esto que agradezco infinitamente: miré
hacia mi derecha, y cigarrillo en mano, mirando a lo lejos con su “Don
Fernando” ingresó al Hispano la figura inconfundible del hombre de Paso
Pereira; Ataulfo. Inmediatamente lo llame, y sin mediar palabras, se
confundieron en un largo y apretado abrazo, como descargándose, o
traspasándose las ansias de uno al otro. Aquella eterna rivalidad
carretera estaba ya muy lejana.
Entre tantas y tantas cosas que
recordaron -yo todo oídos, como no podía ser de otra manera-, me
compartieron una de las anécdotas más bellas que he escuchado de la boca
de verdaderos caballeros – y reitero, grandes rivales- pero hombres de
bien en todos los sentidos.
La historia que les escuché hablaba de
“un ‘Libertad’, en Cerro Chato”, en el cual Ataulfo había ganado con un
caballo de Orosman Bengoechea y Raúl había sido tercero. En la noche del
domingo le avisaron a Ataulfo que había fallecido su mamá. Los
dirigentes del Hispano le preguntaron quién iba a hacer la prueba de
suficiencia, y sin dudar un instante les dijo: “Raúl Acosta”.
Sorprendidos y dudosos, le preguntaron: “¿Está seguro Ataulfo?”.
El fenomenal Raúl Acosta se
responsabilizó de montar el caballo de su entrañable amigo, y el lunes
realizó la prueba reglamentariamente. Demostración cabal de
caballerosidad y de gran respeto, si las hay.
En un momento de ese reencuentro,
Ataulfo le pregunto a Raúl: “Para vos ¿cuál fue el mejor jinete de
raid?”. Y los dos coincidieron: “Mondego grande”. Se referían a Rodolfo
“Calucho” Mondego, que lució su esbelta estampa en hipódromos, pistas, y
también en las carreteras. Un verdadero fenómeno encima de los equinos.
Saludos de Gabriel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario