martes, 26 de marzo de 2013

El Capote para el dia de Lluvia.

ZUFRE VISTO DESDE LA CALLEJA.
 
Esta mañana, de este lluvioso mes de Marzo del 2013, es otro día más de agua para la salida al campo, y como hay que protegerse de las abundantes lluvias, hay que usar el capote ó capa para poder salir a entrenar.
Y este es el motivo del articulo del día de hoy, ya que al ponerme la capa, montado en la yegua, he recordado los problemas que pueden dar estas acciones, acciones que se hacen de manera rutinaria, pero que pueden causar accidentes desagradables. 
 
La capa impermeable, que hay que ponérsela por la cabeza y donde hay un momento en que perdemos la visión del camino, aunque es poco tiempo, pero lo suficiente para tener un accidente. Yo he realizado esta maniobra, porque conozco las reacciones de la yegua y se sus maneras de actuar.
Pero ante un caballo que no conozcamos, es muy peligroso el tener que ponerse una capa, sin ayuda de alguien que no sostenga el caballo hasta que terminemos la acción de ponernos el capote ó la capa. 
LAGO DEL PARQUE DE MARIA LUISA DE SEVILLA.
Quiero recordar un incidente que me ocurrió con un chubasquero cuando montaba a "Misuri", un árabe del hierro de Diego Mendez, propiedad de Carlos Marin, y que lo estaba entrenando y compitiendo yo por esas fechas. Entrenábamos por las banquetas del Canal de Riego de Bajo Guadalquivir, y al pasar cerca de Antonio "el del Canal", lo saludé levantando la mano, y al hacer este gesto, el roce de la manga del chubasquero con el cuerpo, produjo un ruido con el que "Misuri" salio de estampida, una buena galopada, y hasta que no encontré el motivo de esta brusca reacción, no comprendí  la acción del caballo. Pero casi todos estos problemas tienen sus soluciones y hay que encontrarlas lo antes posible, para el bien de nuestra anatomía.
Referente a lo del saludo montado a caballo, el motivo de este incidente con "Misuri", les quiero recordar a los aficionado, lo que mi padre nos enseño en nuestra juventud de caballistas por la Sierra de Huelva. En nuestras muchas horas de caminar por esas veredas de herradura de la bonita Serranía Onubense, nos transmitía todo tipo de enseñanzas, humanas y camperas, una de las cuales era el saludo a todo caballista ó caminante que se cruzara en nuestro camino. Los buenos días ó las buenas tardes, nos decía,  no se le pueden negar a nadie.

Una anécdota de estos hechos, lo teníamos a la entrada en el pueblo, pueblo serrano de Zufre, que por su larga calle de los Linares teníamos que pasar camino de casa y en  las inexistentes aceras de esta calle, se sentaban las señoras, para tomar el fresco de la tarde, así que con uno mis hermanos, con el que me tocara ir a caballo, ya que casi siempre cabalgabamos de dos en dos y a veces de tres en tres en la albarda, decíamos, tu das las buenas tardes a los de la derecha y yo a los de la izquierda, de esta manera cumpliamos con las enseñanzas de nuestro padre de saludar a las señoras que nos encontrábamos sentadas  camino de casa.
Este ritual del saludo, lo sigo practicando cuando voy por esos campos de Dios montado a caballo, y muchos me miran con extrañezas, como diciendo, este de que me conoce, aunque entre caballistas si se sigue esta antiquísima tradición del saludo. 
Que la juventud tenga cuidado con los capotes de agua y que no pierdan la tradición del saludo cuando monten a caballo.
Saludos de Gabriel.

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